Con el solsticio de invierno vivimos el día más corto del año y, por ende la noche más larga.
Por lo tanto, los meses anteriores y posteriores a él, son las fechas del año con menos horas de luz. Estas fechas coinciden, como todos sabemos, con el final del otoño y el comienzo del invierno, cuando también podemos encontrar las peores inclemencias del tiempo.
Debemos tener en cuenta que recibimos el 90% de la información del tráfico a través de la vista: por la sensación luminosa, la agudeza visual y la capacidad de reconocer los colores. Estos tres procesos quedan perturbados por la noche. La vista y el cerebro se someten a un mayor esfuerzo para poder actuar con rapidez y eficacia ante cualquier situación.
El estudio “Iluminación y Seguridad Vial” publicado por el RACE, concluye que el 90% de los datos que precisa un conductor, se perciben a través de la vista, y que por la noche el ojo padece un importante déficit de información, demostrando que la capacidad visual del conductor se reduce al 20% respecto a la conducción diurna, así como la habilidad para percibir distancias y campos de visión.
Este mismo estudio destaca que a mayor edad, es más indispensable disponer de un buen sistema de alumbrado en el vehículo. Siendo uno de los sistemas de seguridad más importantes es quizás uno de los conjuntos a los que menos atención se les presta en cuanto a mantenimiento y control.
Las estadísticas muestran que la mayoría de los accidentes con víctimas en España se producen durante el día (70%). Destacar que desde el atardecer hasta el amanecer se producen la mayor parte de los accidentes con víctimas, dando como resultado el 40% de los fallecidos. Y todo ello siendo el período con menor intensidad circulatoria.
¿Cuáles son los principales riesgos?
Falta de visibilidad, deslumbramientos, fatiga, sueño y situaciones como adelantamientos, conducción en vías urbanas o la “hipnosis de la carretera” son algunos de los principales riesgos que encontramos en la conducción nocturna y que, como explica Juan Ignacio Serena (DGT), “pueden ser mitigados con la adopción de medidas fáciles de poner en práctica”.
VISIBILIDAD:
Es muy importante ver como ser visto. En este sentido, todas las luces del automóvil deben funcionar correctamente y los cristales de los faros y parabrisas estar limpios. Además, debemos revisar la altura de las luces, y adelantar el encendido de las luces en horas crepusculares.
En esta línea, hay que recordar los grandes avances que en los sistemas de iluminación están constantemente incluyendo los fabricantes de vehículos. No sólo en cuanto a tipos de luces (xenón, led o láser) que han alargado los metros iluminados hasta 600 metros por delante del vehículo, sino también en cuanto a sistemas como el encendido automático, faros orientables (la luz del faro se orienta hacia la curva), luz adicional en giros, luz de carretera automática (detecta vehículo delante y quita las luces de largo alcance para no deslumbrar), faros adaptativos o sistemas de visión nocturna (mediante infrarrojos, detecta obstáculos, animales o personas). Como podemos ver, los avances en el campo de la iluminación han sido muy grandes, tanto en la calidad como en la comodidad debido al gran esfuerzo de todas las marcas en este sentido.
Pero si hay un problema específico de la noche son los deslumbramientos. Al cruzarnos con otros vehículos (en especial si no llevan bien regulados sus faros o no cambian a corto alcance) podemos quedar deslumbrados, con la pérdida momentánea de la visión.
Según el estudio “La Salud Visual de los conductores españoles y su implicación en la seguridad vial” (2019. Fesvial, Intras, Essilor y Cepsa), “el 32,6% de los conductores indica que es deslumbrado por otro vehículo con mucha o bastante frecuencia”. El problema es que el ‘deslumbrado’ tarda de 3 a 5 segundos en recuperar la visión y un 9% tiene problemas de recuperación total, con el consiguiente peligro de accidente. Y es que, en 5 segundos a 50 km/h se recorren 70 metros a ciegas.
En ese caso, es conveniente desviar la vista a la derecha y hacia abajo, guiarse por la señalización horizontal (línea de borde de calzada si la vía dispone de ella) y disminuir la velocidad. Si nos deslumbran a través de los espejos, podemos cambiar la posición de la cabeza o modificar el ángulo de observación del espejo mediante el sistema antideslumbramiento.
Por esto, es fundamental llevar la altura de las luces bien reguladas y estar atentos a cambiar las luces (de largas a cortas) al cruzarnos con otros vehículos para evitar deslumbrarles. Hay que destacar que los modelos más modernos ya incluyen sistemas no solo de encendido automático de luces, sino de cambio de luces (detecta la presencia de vehículos a cierta distancia y cambia a luz de corto alcance para no deslumbrar).
ADELANTAMIENTO Y VISIBILIDAD:
Otra maniobra compleja de noche es el adelantamiento, ya que con baja iluminación es más difícil apreciar las distancias y velocidades. Por ello, la DGT recomienda que el vehículo adelantado facilite la maniobra con el cambio de luz de carretera por la de cruce en el momento oportuno y que el que adelanta conecte la luz de carretera en cuanto aprecie que no deslumbra al adelantado.
Además, si añadimos condiciones meteorológicas adversas como lluvia o nieve, aumenta la dificultad, y por ello conviene informarse y analizar el tiempo que puede haber no solo en el lugar al que vamos, sino por donde transcurrirá el viaje.
FATIGA Y SUEÑO:
El conductor debe encontrarse en el mejor estado posible antes de conducir de noche, descansado para evitar la fatiga y el cansancio, que aparece con mayor frecuencia. Incluso habiendo comenzado el viaje descansado, el sueño aparece con mayor facilidad entre las 3 y 5 de la madrugada. La única solución dormir y descansar. La noche fatiga más porque exige más esfuerzo por ello es conveniente descansar cada menos kilómetros (cada hora y media frente a las dos en una conducción en condiciones favorables) y siempre antes si se nota cansancio.
Un caso especial es la llamada “hipnosis de la carretera”. Esta sobreviene por la monotonía de los trayectos (largas rectas y trazados muy suaves) y la reducción de la visión que se produce de noche. Para combatirla, debemos evitar fijar la vista en el centro de visión y hacer barridos laterales de forma regular, así como realizar suficientes descansos durante el viaje.
Hagamos más seguro el sendero, hagamos más segura la noche.
