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Día Mundial de la diabetes

¿Qué es la diabetes?

La diabetes es un trastorno metabólico caracterizado por provocar que el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre se eleve por encima de lo normal. Esto se debe a que el páncreas produce niveles bajos de insulina, la hormona encargada de controlar el nivel de azúcar en la sangre. Al no haber insulina suficiente, la glucosa no puede ser absorbida por las células, por lo que se queda en el torrente sanguíneo en cantidades excesivas (hiperglucemia).

Esta patología aumenta el riesgo de sufrir problemas de salud graves, como pueden ser enfermedades cardiovasculares, oculares, renales, nerviosas y de la piel. Seguir un tratamiento adecuado y mantiendo un estilo de vida saludable (dieta, actividad física, autoseguimiento y medicación) puede prevenir o retrasar la aparición de esos problemas.

Clases de diabetes

Principalmente distinguimos dos tipos de diabetes:

Diabetes tipo 1: sobre todo aparece durante la infancia o juventud, aunque pueden darse casos en adultos y personas mayores. No se sabe con certeza cual es el origen de esta patología, pero se cree que hay una reacción autoinmune que provoca que las defensas del organismo ataquen a las células del páncreas encargadas de la producción de insulina. Las personas afectadas por este tipo de diabetes deben suministrarse insulina a diario para poder sobrevivir. Los factores de riesgo que provocan esta enfermedad no se conocen con exactitud, pero si se sabe que la genética, el sistema inmunológico y el ambiente pueden tener un peso importante en su desarrollo.

Diabetes tipo 2: en este caso, el cuerpo produce insulina en cantidades inadecuadas o ésta no realiza correctamente su función. Más del 80% de casos de diabetes son del tipo 2 y en numerosas ocasiones el paciente acaba necesitando tratamiento con insulina, al igual que ocurre con la de tipo 1. Suele aparecer en adultos, muchas veces con obesidad o hipertensión y puede tardar en ser diagnosticada por la falta de síntomas. Cada vez se están dando más casos de diabetes tipo 2 en personas jóvenes. Pueden influir en la aparición de este trastorno factores como la edad, una mala alimentación, la falta de actividad física o antecedentes familiares. La diabetes gestacional puede ser un factor de riesgo añadido para aquellas mujeres que la sufrieron durante el embarazo.

Síntomas de la enfermedad

Las señales que nos alertan de que podemos tener diabetes cambian dependiendo del tipo, pero en general pueden aparecer dos clases de síntomas:

En el caso de la diabetes de tipo 1, el enfermo puede sentirse cansado, con ganas constantes de orinar y con mucha hambre y sed constantes, pudiendo llegar incluso a perder peso a pesar de ello. Cuando el nivel de glucosa es extremadamente alto, el ritmo de respiración del paciente puede verse afectado, aparecen náuseas y vómitos, dolor de estómago, etc. También puede ocurrir lo contrario como consecuencia del tratamiento con insulina, que el nivel de azúcar en sangre sea extremadamente bajo, provocando temblores, debilidad, palpitaciones, sudoración y hambre.

Las personas con diabetes de tipo 2 pueden no presentar síntomas claros durante los primeros meses e incluso años. La detección de la enfermedad puede darse con análisis de sangre, aunque en algunos casos el paciente puede tener visión borrosa, disfunción eréctil, y entumecimiento en pies y manos; signos que pueden ser de alerta.

 

Si tengo diabetes, ¿Qué consejos puedo seguir para mejorar mi salud?

1. Realizar ejercicio físico habitualmente para reducir el riesgo de complicaciones, mejorar nuestro bienestar mental, etc.

2. Alimentarme de manera equilibrada siguiendo una dieta variada, rica en fibras y en proteínas, evitando el consumo de grasas.

3. Evitar el consumo habitual de azúcares refinados.

4. Moderar el consumo de alcohol.

5. Conocer bien mi tratamiento farmacológico y cumplirlo estrictamente.

6. Elaborar un horario de comidas estricto y que pueda seguir a diario.

7. Vigilar mi peso, sobre todo en caso de ser obeso.

8. Llevar un control constante de mi salud, acudiendo a revisiones médicas periódicamente.

9. Realizarme autoanálisis constantes de mi nivel de glucosa en sangre, haciendo las correcciones necesarias en la dieta, actividad física o en la dosis de insulina.

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