El descubrimiento del primer antibiótico a mediados del siglo XX cambió el rumbo de la medicina moderna, que pudo así comenzar a tratar la mayoría de las infecciones bacterianas, tanto en los seres humanos como en los animales.
Hoy por hoy, el desarrollo de bacterias resistentes a este tipo de medicamentos constituye una de las amenazas más serias para la salud pública; las bacterias multirresistentes causan 33.000 muertes al año en Europa y generan un gasto sanitario adicional de unos 1.500 millones de euros.
El uso excesivo e inadecuado de los antibióticos es una de las principales causas de este problema en el que todos tenemos parte de responsabilidad. La solución también está en manos de todos. ¡Tú tienes algo que aportar! Haz que los antibióticos sigan funcionando.
Más vale prevenir
Entre los factores que aceleran el proceso de resistencia a los antibióticos, no sólo destaca el mal uso de estos fármacos, sino también las deficiencias en materia de prevención y control de infecciones. Todos podemos adoptar medidas para reducir el impacto de este fenómeno y limitar su propagación. Mutualia cuenta con el Comité de Higiene de Manos que periódicamente instruye sobre la forma correcta de lavarnos las manos, siguiendo las directrices de la OMS con sus cinco momentos para la higiene de manos. Además dispone de instrucciones muy concretas para el lavado y desinfección prequirúrgica de manos, colocación de guantes y batas, etc. que han permitido minimizar los índices de infecciones relacionadas con la asistencia en Mutualia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda especialmente:
- Lavarse las manos con frecuencia
- Practicar una buena higiene de los alimentos
- Evitar el contacto directo con personas enfermas
- Cumplir puntualmente con el calendario de vacunas
Si eres trabajador sanitario o farmacéutico puedes contribuir a evitar infecciones:
- Asegurándote de que las manos, los instrumentos y el entorno estén debidamente limpios
- Manteniendo al día los calendarios de vacunas de tus pacientes
- En caso de sospecha de infección bacteriana, realizando los cultivos y ensayos pertinentes
- Recetando y dispensando antibióticos solo cuando sean realmente necesarios
- Recetando y dispensando el antibiótico indicado, con la posología correcta y la duración que corresponda
Los riesgos de la automedicación
Muchas enfermedades invernales pueden tener los mismos síntomas, pero tal vez no requieran el mismo tratamiento. Si te han recetado un antibiótico para una enfermedad anterior y te has recuperado bien, puede ser tentador utilizar el mismo antibiótico cuando se presentan síntomas similares. Sin embargo, sólo un médico que te haya atendido puede determinar si una enfermedad invernal requiere tratamiento con antibióticos.
La toma de antibióticos para combatir los resfriados y la gripe no te beneficiará. Además, los antibióticos pueden provocar desagradables reacciones adversas como diarrea, náuseas o erupción cutánea. Tomar antibióticos para combatir infecciones bacterianas leves, como rinosinusitis, dolor de garganta, bronquitis o dolor de oídos es, a menudo, innecesario ya que en la mayoría de los casos nuestro sistema inmunitario es capaz de vencer tales infecciones. La mayor parte de las enfermedades invernales mejoran al cabo de dos semanas. Si los síntomas persisten, es importante consultarlo con el médico.
Coordinador del Comité de Infecciones de Mutualia

