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ESTRÉS Y COVID

Parece indudable que  uno de los efectos del Covid 19, a  la par que las consecuencias sanitarias y económicas, es la incidencia que está teniendo y va a tener en nuestra salud psicológica. 

El duelo por los fallecidos, la vivencia cercana de la enfermedad, los cambios laborales y la incertidumbre sobre el desarrollo del virus, sin duda están pesando y pesarán en nuestra vida emocional. 

  Seguramente una de las palabras más repetidas en esta crisis sea el término estrés. Hay que aclarar que estamos vivos porque tenemos la capacidad de estresarnos. El estrés está asociado a un estilo de vida propio de nuestra época y en ese sentido es un recurso necesario y útil para hacer frente a los retos del día a día en mejores condiciones. Digamos que es una respuesta que se activa para procurar al organismo de recursos excepcionales que le permitan afrontar con éxito las situaciones más difíciles.  

   Podemos entender el estrés como una balanza. En un lado de la balanza están las demandas que percibimos: trabajo, familia, vida social, responsabilidades… En otro lado, están los recursos que cada uno percibimos tenemos para afrontar esas demandas.  

   En ese balance interpretativo que hacemos cada uno, surge la percepción y la respuesta de estrés. Y siguiendo con la analogía de la balanza podemos hablar de dos tipos de estrés: positivo y negativo. 

  • Estrés positivo o eustress: aquí percibo que mis recursos personales “pesan” más que las demandas que tengo. Es este estrés el que nos permite superarnos, afrontar retos, crecer personal o profesionalmente. 
  • El estrés negativo o distress se da cuando percibimos  que las demandas (trabajo, familia, responsabilidades), “pesan” más que mis recursos para hacerles frente. “No doy abasto”, “Me harían falta un día de 28 horas” son expresiones que ilustran esta percepción. 

Ahora bien, cuando el estrés es intensofrecuente y se mantiene en el tiempo, (y no lo gestiono) en ese momento, pueden parecer síntomas y desajustes (ansiedad, insomnio, fobias y otros trastornos) que nos anuncian que el estrés se ha convertido en un problema.  

 Específicamente a raíz de la pandemia del Coronavirus, es probable que aumente entre la población en general el estrés postraumático (el estrés posterior a la vivencia de situaciones trágicas) y el síndrome del quemado o burn out, dentro del colectivo sanitario, dada la especial incidencia que ha tenido la pandemia en su labor. 

  En nuestra opinión necesitamos desarrollar un sentido preventivo de la salud psicológica. Creemos que el estrés es un trastorno que se cura a base de tiempo. En realidad al igual que cuidamos de nuestra salud física de forma preventiva (nos hacemos chequeos médicos, vamos al dentista, al ginecólogo…), debemos cuidar, ahora más que nunca de nuestra salud psicológica, cuyo primer estadio en este momento es la gestión del estrés. 

  Para concluir,  una buena noticia: podemos aprender a gestionar el estrés.  A través de profesionales, de lecturas o de formación, podemos generar recursos que, no hay que ser ingenuo, no solucionan los problemas, pero sí mejoran la forma de afrontar y accionar con la realidad que ahora mismo cada uno tenga que lidiar.  

PATXI ROCHA DEL CURA. PSICOLOGO Y COACH 

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