
A mediados del pasado mes de septiembre se celebró entre nosotros el Campeonato Mundial de Sokatira en tierra, celebrado en las instalaciones de Fadura en Getxo, con colaboración de la Unión de Federaciones Deportivas Vascas-Euskal Kirol Federazioen Batasuna.
La convocatoria resultó todo un éxito, tanto en el aspecto deportivo como en el organizativo. Así, se disputaron en Fadura, durante cuatro días, los campeonatos de clubes y el Campeonato Mundial entre naciones. En lo que se refiere a los resultados logrados por los clubes vascos participantes, Gaztedi obtuvo un total de 4 medallas: oro y bronce en la categoría de 560 masculino y oro en 500 femenino, además de un cuarto puesto en la categoría de 540 femenino. Goiherri también consiguió un bronce en la categoría de 600 masculino sub-23. Mutriku y Getxo tuvieron menos suerte y cerraron este campeonato sin medallas.
Centrados ya en el Campeonato del Mundo por naciones, Basque Country vivió momentos inolvidables y su esfuerzo realizado se vio recompensado con sendas medallas de oro en las categorías de 560 masculino y 500 femenino. Los más jóvenes de la selección lograron también un bronce en la disputa 600 masculino sub-23.
La sokatira demostró en Getxo ser un deporte con mucha historia. Consiste en tirar de una cuerda y llevar hasta tu terreno al equipo rival; y se remonta a antiguas celebraciones. Pero no se conoce fecha ni lugar que descubra el origen de la sokatira. En algunos países como Birmania, Corea o en las Islas de Nueva Guinea se han encontrado vestigios de actos rituales de la sokatira. Esta modalidad se da a conocer a través de los ritos también en otros países asiáticos y en africanos como el Congo y Zaire, o en América -los esquimales- y en Nueva Zelanda. Y, por supuesto, tiene un arraigo enorme en el País Vasco. La sokatira es símbolo de las disputas entre el bien y el mal. Se dice que esta especialidad se ha practicado entre los vascos desde hace muchísimos años. Los datos más antiguos la vinculan al trabajo cotidiano de los marineros, que atracaban los barcos tirando de la ‘sirga’. También se relaciona con la caza de la ballena, ya que una vez derrotado el cetáceo había que desembarcarlo para su partición, tirando de su cabeza y de su cola. Gracias a la habilidad de tirar, adquirida en estas labores, se comenzó a competir. La palabra castellana soga tiene su origen en la vasca soka.
La tradición oral y recuerdos descifran que, en el siglo pasado, los retos de sokatira eran muy frecuentes en las localidades vascas. Aquí la sokatira ha tenido como escenario de la tirada la superficie dura. Luego, se conoció la modalidad de tierra, como la que se ha visto en Getxo. Y se pasó de tirar sobre el suelo a tirar sobre goma en torno a 1980.
El Mundial de sokatira se celebra cada dos años. Euskadi es admitida como miembro de pleno derecho en la Federación Internacional de Sokatira, y se estrenó con un estupendo rendimiento como Basque Country en la localidad de Madison hace siete años ante selecciones como Canadá, Sudáfrica, Estados Unidos, Suiza, Suecia, Inglaterra, Irlanda, China, Bélgica, Letonia, Alemania, Italia, Israel, Holanda o Nigeria, muchas de ellas presentes hace poco en Getxo.
La sokatira de tierra, como la que hemos visto recientemente, requiere mucha permanencia y las tiradas son más largas, porque los tiradores se posicionan mejor sobre la superficie. Los equipos vascos han demostrado que son de los mejores. Como en el resto de los deportes, el entrenador, además de mandar sobre el grupo, tiene que detectar los puntos débiles del adversario, para dar órdenes en el momento adecuado. Especial importancia tiene también el último tirador, que hace las veces de ‘ancla’. Es él quien mejor siente los momentos de presión de la cuerda y quien a más altura se sitúa, experimentando una amplia visión.
Quien practica la sokatira siente verdadera pasión por esta disciplina que aúna fuerza y trabajo en equipo. La sokatira da confianza, fortalece, quita miedos y sus campeonatos permiten viajar a muchas partes del mundo. El deportista percibe el tacto áspero de la soga rasgándole las manos y esa tensión brutal de las piernas tratando de ganar terreno. También tiene otros sacrificios como las duras dietas y las muchas sesiones deportivas para mantener el peso indispensable para cada categoría correspondiente. Deporte y tradición se unen en una especialidad que se puede conocer más en la Federación Vasca de Herri Kirolak.
