El envejecimiento de la población y la inversión demográfica que está sucediendo en la sociedad actual es ya uno de los grandes retos a afrontar. Según los datos del INE, en julio de 2019 el 19,5% de la población tenía 65 años o más, un porcentaje que ascenderá al 32% en 2050. Como es lógico esto también se refleja en el censo de conductores. En el año 2008 los mayores de 64 años eran 2.224.218 (9,4%) y en 2018 se contabilizaron 4.175.612 (15,5%). Este problema se refleja por ende, también en la seguridad vial.
En los próximos años habrá más conductores mayores, porque seguirán haciendo lo que han hecho toda su vida que es conducir, y al aumentar la esperanza y sobre todo la calidad de vida lo harán durante más tiempo. Pero, ¿tienen los mayores un mayor riesgo de sufrir un accidente? Acorde a los últimos estudios sobre “Conducción y Envejecimiento” de la Universidad de Granada, publicados por la revista Española de Geriatría y Gerontología, señalaban que, en “valores absolutos”, los conductores mayores tienen menos siniestrabilidad que otros grupos de edad. Razones: son conscientes de sus déficits, tienen menos exposición al riesgo (salen poco de noche y usan el vehículo generalmente por rutas conocidas) y evitan conductas de riesgo (velocidades excesivas, adelantamientos temerarios, etcétera).
Aún así, no debemos olvidar que en 2019 fallecieron en siniestro vial 492 mayores de 64 años, (el 28 % de las víctimas totales) lo cual invita a una reflexión para poner soluciones a una situación que como ya hemos expuesto va a ir a más irremediablemente en un futuro. Cada vez hay más gente mayor y sobre todo más activa.
Y conducir, entonces, ¿hasta cuándo?. Actualmente en España no hay una edad límite. Renovamos el permiso cada 10 años, que pasan a 5 al cumplir los 65 años. A los conductores mayores no se le exigen pruebas especiales salvo si padecen alguna enfermedad crónica reconocida, funciona más como una propia autorregulación y la del entorno.
Doctores expertos en geriatría y seguridad vial señalan dos ideas claves; la fecha límite no debería depender de una edad cronológica sino funcional y mental, y abogan por una mayor relación entre Sanidad y los centros de reconocimiento de conductores.
La DGT coincide con estos expertos y pide mayor implicación de las Comunidades Autónomas por tener ellas las competencias en sanidad. También la Asociación Española de Centros Médicos-Psicotécnicos (ASE-CEMP) defiende esta posición y reclama el acceso a datos de la tarjeta sanitaria para unas valoraciones más concretas y de mayor calidad.
Estos expertos defienden la importancia de encontrar una prueba fiable que permita determinar con mayor criterio cuándo se debe conducir y cuando no. Aunque también defienden el derecho a conducir, ya que cuando una persona deja de hacerlo puede bajar su autoestima y hay más riesgo de sufrir depresión. Es por eso importantísimo buscar un equilibrio, no olvidemos que la movilidad evita el aislamiento y facilita la autonomía.
El Institut Guttman, Hospital de neurorrehabilitación, en colaboración con RACC y FIA, han presentado un test para mayores de 60 años que, aunque no sustituye al diagnóstico de un facultativo, orienta sobre las capacidades del conductor. También el artículo “Conducción y Envejecimiento” ya citado, ofrece recomendaciones a los conductores mayores: como seguir prácticas de conducción apropiadas a sus habilidades, someterse a revisiones médicas periódicas, evitar viajes largos o asistir a programas de entrenamiento y reciclaje. También sugieren cambios en las actuales señales de tráfico ya que se ha demostrado que pequeñas modificaciones, tales como mayor tamaño y brillo, pueden facilitar tanto la percepción temprana como la comprensión por parte de los conductores mayores.
Después de lo expuesto, la forma de envejecer actual es de mayor calidad que en décadas anteriores, por eso me viene a la cabeza la película “Cocoon” de Ron Howard, donde podemos apreciar ya en 1985, la pasión por la vida y sobre todo, por las ganas de vivir de gente no mayor, sino con más experiencia, y claro está, con las huellas que nos va dejando la vida. Pero cada vez más preparados y activos.
Por cierto, muy recomendable, la película y sobre todo VIVIR.
