La fisioterapia es un método de tratamiento que utiliza medios naturales y mecánicos, entre otros. La palabra nace a partir de la unión de dos vocablos griegos: physis (naturaleza) y therapeia (tratamiento). El agua es un elemento natural, que además de formar parte de nuestro organismo y favorecer funciones vitales, se utiliza como método preventivo y de tratamiento en numerosas patologías.
No es complicado encontrar instalaciones donde nos ofrezcan actividades dirigidas en las que se utilice el agua como agente terapéutico, pero estos centros no suelen reunir las condiciones (personal cualificado, instalaciones adaptadas, temperatura del agua…) para acoger pacientes con determinadas patologías. Como fisioterapeutas debemos conocer las propiedades del agua y cómo aplicarlas.
ORIGEN Y BREVE HISTORIA DE LA HIDROTERAPIA
Aunque el uso del agua es tan antiguo como la humanidad, Hipócrates fue el primero en darle un empuje más racional, considerándola una ayuda a la propia naturaleza para restablecer su normal equilibrio. De hecho, muchos procedimientos usados en la actualidad, fueron ya puestos en práctica por él, como por ejemplo, los baños de vapor, las compresas húmedas calientes con agua de mar o dulce, las bolsas de agua caliente, las aplicaciones de barro o fango, etc.
Los romanos siguieron desarrollando las técnicas hidroterápicas, potenciando el aspecto mineromedicinal de determinadas aguas, se construyeron termas públicas en casi todas las grandes ciudades. Al ampliarse su Imperio, se fue extendiendo esa cultura por toda Europa. Con la Edad Media, en la Europa cristiana, el uso del agua sufre una involución considerable, se abandona el culto al cuerpo y a la higiene, eliminando los conocimientos adquiridos anteriormente.
A finales del siglo XIX y principios del XX hay un cambio a destacar. Se pasa de un uso empírico a un mayor interés por parte del colectivo médico-científico hacia el estudio de los efectos fisiológicos del agua tanto desde su aspecto físico como químico. Durante la primera mitad del siglo XX el termalismo participa de los progresos de la medicina siendo objeto de trabajos de experimentación clínico-científica, pero a partir de la II Guerra Mundial será desplazado por los nuevos avances diagnósticos, terapéuticos y técnicos de la medicina comenzando una nueva etapa de declive.
Parece ser que en los últimos años hay un nuevo resurgimiento de la hidroterapia, quizás por un retorno a la medicina natural y no agresiva que se está experimentando en Europa y por la importancia que están adquiriendo las terapias preventivas.
PROPIEDADES DEL AGUA
Presente en tres estados, y con unas propiedades físicas que la caracterizan, el agua acumula además una serie de leyes y fenómenos físicos a las que nos vemos sometidos cuando estamos en inmersión en un fluido de esta especie.
Como efectos destacados señalaré, en primer lugar, los derivados de la presión hidrostática por su favorable repercusión hemodinámica, facilitadora del retorno circulatorio y de gran importancia al instaurar un tratamiento por los posibles efectos adversos, puesto que puede constituir una contraindicación en los sujetos con problemas cardíacos o con alteraciones importantes vasculares venosas.
Los efectos de la presión hidrostática se manifiestan también en la función respiratoria, estando facilitada la espiración y dificultada la inspiración por la comprensión producida sobre la pared torácica y el diafragma (se produce una elevación del diafragma y se facilita la espiración) disminuyendo el volumen residual.
Esta circunstancia, que es favorable en algunos casos de patologías respiratorias, deberá siempre ser tenida en cuenta en las personas que vayan a realizar ejercicios dentro del agua, a los que se debería dar las instrucciones precisas para aprovechar con más eficacia tal situación.
Sumergido en la piscina se está sometido a la acción simultánea de un gran número de factores: además de la presión hidrostática, la viscosidad, tensión superficial, turbulencias, etc., actúan sobre las terminaciones nerviosas cutáneas superficiales o musculares más profundas que constituyen estímulos exteroceptivos, propioceptivos, detectados por receptores específicos, y que dan como resultado una mejor percepción del esquema corporal, de la posición y del sentido de movimiento, útiles en gran número de procesos o secuelas postraumáticas o neurológicas.
Debemos también considerar la existencia de otras fuerzas intrínsecas al agua, cohesión, viscosidad, tensión superficial, etc., que se oponen al movimiento dentro del agua, pudiendo ser esta resistencia 600 veces mayor que en el aire. Si a estas circunstancias añadimos la posibilidad de oponer resistencia al movimiento por medio de otros factores como dirección y velocidad del movimiento, superficie a movilizar, utilización de flotadores, aletas, paletas, etc., tendremos la posibilidad de programar una amplia gama de ejercicios desde los más facilitados hasta los más resistidos, siempre de acuerdo con la necesidad, conveniencia y tolerancia de cada paciente.
La diferencia entre peso del cuerpo y el empuje se llama peso aparente y este va a variar dependiendo del nivel de inmersión (esquema de Lecrenier). Las estructuras músculo esqueléticas que soportan carga (caderas, columna lumbar, etc.), son las que más se benefician de esta acción facilitadora del movimiento y así, por ejemplo, la cadera, que soporta el peso del cuerpo durante el apoyo monopodal durante la marcha, al introducirse el sujeto en el agua si la inmersión es hasta el cuello, el peso aparente queda reducido, y por tanto la cadera quedará también liberada pudiendo realizar el movimiento con más facilidad y sin dolor. Este es uno de los principales beneficios que obtienen los usuarios con procesos reumáticos degenerativos, secuelas postraumáticas o postquirúrgicas.
La temperatura del agua es un factor muy importante a la hora de elección del tratamiento, teniendo en cuenta que la que resulta indiferente para el cuerpo humano normalmente oscila entre 31-33º, podríamos clasificar en baños muy fríos 10-15º, baños fríos 16-23º, baños tibios 24-30º, baños indiferentes 31-33º, baños calientes 34-38º, baños muy calientes +40º. Por lo tanto, si queremos realizar ejercicios estáticos de
reeducación utilizaremos temperaturas por encima de los 33º, teniendo en cuenta que, normalmente, la temperatura de las piscinas que podemos hacer uso en nuestra comunidad no superaran los 30º, deberíamos preguntarnos con anterioridad si realmente es el lugar óptimo para la realización de una actividad terapéutica.
EFECTOS DEL AGUA CALIENTE (34-38º)
El sistema circulatorio experimentará una vasodilatación periférica y un aumento de la frecuencia cardíaca favoreciendo un mayor aporte de oxígeno y nutrientes a la musculatura, creando una disminución generalizada del tono y de la fatiga gracias a la relajación de las fibras.
El agua caliente actúa sobre el sistema nervioso, disminuyendo la sensibilidad periférica, aumentando el umbral de dolor, lo que permite al fisioterapeuta un mayor control sobre la espasticidad y un trabajo más concreto sobre el desarrollo
y conducta motriz.
El calor va a producir un aumento de la frecuencia respiratoria y un aumento de vapor de agua del aire inspirado, que dará lugar a un mecanismo de termorregulación. La presión ejercida sobre el tórax favorecerá la activación de la musculatura espiratoria (intercostales y abdominales) colaborando en el reciclaje del volumen residual y dándonos la posibilidad de tratar una musculatura difícil de trabajar en sala.
A nivel del funcionamiento orgánico, en vísceras u otros órganos, las aplicaciones de agua caliente incrementan la motilidad intestinal y la función estomacal, estimulando la secreción biliar, mejorando la función renal y, con ello, aumenta la diuresis. La experiencia de la ingravidez y la sensación de autonomía que ofrece un baño en piscina de agua caliente mejora la autoestima, favorece las relaciones interpersonales y ayuda al fisioterapeuta a tratar aspectos psicológicos.
INDICACIONES DE LA HIDROCINESITERAPIA
El perfil de personas que se pueden beneficiar de este tipo de terapia es muy amplio, desde enfermos neurológicos como niños con parálisis cerebral y paraplejia hasta personas con afecciones traumatológicas tras la cirugía, entre otros.
Todas aquellas afecciones que por su sintomatología sean susceptibles y puedan beneficiarse de un tratamiento en el agua estarían indicadas para que un fisioterapeuta especializado comience un programa de rehabilitación, siempre y cuando haya consentimiento médico.
En una lesión neurológica, la alteración de la marcha suele ser un factor limitante y hace que la persona que lo sufre se haga más dependiente. El riesgo de caídas debido a la alteración del equilibrio, la falta de coordinación y la pérdida de movilidad produce que en muchas de las ocasiones el paciente se quede postrado en una silla de ruedas.
El agua da la oportunidad de que estos pacientes se beneficien de la libertad de movimientos y eliminen lesiones secundarias a una caída. En niños, el descubrimiento de un nuevo espacio y el contacto con el material provoca la experimentación de nuevas sensaciones que favorecen el desarrollo físico y psíquico mediante un trabajo de percepción de su propio cuerpo y de sus posibilidades en el medio acuático. La percepción del esquema corporal le permitirá tener mayor confianza en si mismo y en sus propias posibilidades de expansión corporal en un medio tan singular, húmedo y divertido como el agua. La introducción precoz del medio acuático favorece el desarrollo global del niño, estableciendo una conexión y una percepción del cuerpo que hace que sea menos pesada, más ligera y fluida. Todo ello facilita el reconocimiento del esquema corporal y una comunicación mas profunda entre el exterior y el interior e intensifica las funciones aumentando las posibilidades de respuesta motriz y sensorial. Para iniciar el programa, se realiza una valoración del niño a tratar y se organizan junto con los padres y el propio niño los objetivos que se van a tratar de conseguir en un plazo de tiempo y se ofrecen asesorías sobre los diferentes problemas y los cuidados que hay que tener en cuenta para realizar la actividad.
A nivel terapéutico, las fuerzas con las que un niño con discapacidad motriz se debe enfrentar en el medio acuático son mínimas y por tanto, pueden ser más fácilmente controlables que en gravedad constante. La experiencia de movimiento que le proporciona el agua se traducirá en movimientos lentos, que pueden ser predecibles, lo que proporciona una experiencia sensomotriz más rica y sin una gravedad constante, para conseguir la estabilidad, equilibrio, coordinación, movilidad, disociación de movimiento, flotación, relajación, desplazamientos, etc.
En postcirugía traumática como lesiones meniscales o fracturas, la fisioterapia en agua ofrece la posibilidad de un abordaje más temprano y poder trabajar así la limitación de la movilidad articular y la pérdida de fuerza muscular. Las articulaciones de cadera y hombro se pueden descomprimir más fácilmente y guiar hacia nuevos movimientos en un medio menos doloroso.
Asimismo, hoy en día existen evidencias científicas de que, a través de la fisioterapia en el agua, se producen mejoras en los pacientes con fibromialgia, osteoporosis y artrosis. En el caso concreto de los enfermos con fibromialgia, se logra que mantengan por más tiempo y con menos dolor la movilidad articular, al tiempo que les proporciona un mejor descanso. En los pacientes con osteoporosis, el ejercicio acuático propicia una mejora de la densidad ósea tras el trabajo en agua, mientras, en los pacientes con artrosis, se consigue una mejora en el alivio del dolor y el mantenimiento de la movilidad articular.
TÉCNICAS ESPECIALES
HALLYWICK
El concepto Hallywick fue desarrollado por James McMillan y su mujer Phil en el año 1950 y cuyo objetivo era enseñar a nadar a los discapacitados físicos severos. Juntos pusieron en marcha un nuevo método basado en los principios científicos de la mecánica de fluidos y en las rotaciones del cuerpo humano observadas en el agua.
Para su consecución se entrenan el control cefálico, la respiración, la coordinación, la percepción, el equilibrio, la bipedestación, la marcha, etc. La adaptación psíquica y la mejora en el control del equilibrio son de vital importancia y ocupan el primer lugar en la demanda de objetivos propuestos en una actividad acuática, sin embargo, en un protocolo adecuado se pueden obtener muchos beneficios terapéuticos mientras se van desarrollando dichas actitudes y habilidades. Son 10 los puntos que componen este método, que se utilizarían como secuencia de un aprendizaje motor.
. Ajuste Mental (adaptación al medio)
. Control de la rotación sagital
. Control de la rotación transversal
. Control de la rotación longitudinal
. Control de la rotación combinada
. Inversión mental (juegos de buceo)
. Equilibrio en la inmovilidad
. Deslizamiento por turbulencias
. Progresión simple
. Movimiento básico
BAD RAGAZ RING METHOD
El método de Bad Ragaz consiste en un método pasivo o activo de hidrocinesiterapia en el cual el fisioterapeuta proporciona el punto fijo desde el cual el paciente trabaja; al mismo tiempo dirige y controla todos los parámetros de la ejecución del ejercicio, sin que el paciente se agarre a ningún sitio o equipo fijo aunque puede ayudarse de los elementos o aparatos que modifican la flotabilidad.
PNF ACUÁTICO
Es una forma de ejercicio activo; sin embargo, está basado en los modelos del método de facilitación neuromuscular propioceptiva (PNF). Por tanto, el fisioterapeuta busca reproducir una serie de movimientos funcionales en espiral y en diagonal mediante estímulos verbales, visuales y táctiles. Los movimientos debe realizarlos el paciente activamente o bien asistidos o resistidos por el fisioterapeuta, aunque también pueden emplearse accesorios con tales fines.
WATSU
Son una serie de movimientos pasivos de flexión y extensión con tracción y rotación realizados por el fisioterapeuta en el medio acuático, basados en el Zen Shiatsu, proporcionando, a su vez, un estado de relajación que permite alcanzar los objetivos planteados.
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