logo-ekfb
Volver

Una necesaria desconexión que nos mantiene en forma

En esta sección de la Unión de Federaciones Deportivas-Euskal Kirol Federazioen Batasuna vamos a informar en esta ocasión de un deporte muy acorde para estos meses invernales como es el esquí de montaña alpino, una modalidad que tiene cada vez más adeptos. El esquí de montaña es una especialidad en auge y más entre nosotros ya que gran parte de los practicantes proceden del mundo de la montaña, tan arraigada en el País Vasco, y no del propio esquí.

Por eso, bastantes corredores de trail running se acercan a esta disciplina durante estos meses de invierno en los que nos encontramos para continuar en forma, preparar así las pruebas previstas de cara a la próxima primavera y hallar nuevos desafíos. Como deporte de resistencia es formidable ya que se practica en altura, donde hay menos oxígeno y se fortalece el corazón. Resulta bastante beneficioso para el sistema cardiovascular. Estamos ante un deporte divertido y bonito tanto en los ascensos como en los descensos, porque el deslizamiento es fundamental para la práctica de esta modalidad. La técnica es la que predomina sobre la fuerza para el fondista. También hay distintos estilos entre los que se puede elegir el más adecuado: travesía, patinador o alternativo.


El esquí de montaña es entendido en parte como un entrenamiento cruzado para el corredor de montaña. La llegada desde hace un par de meses de la nieve a las cumbres más altas posibilita la sustitución de las zapatillas por los esquís. Es una buena forma de mantenerse en forma y de continuar unidos al medio natural, practicando esta modalidad en la que lo primero que nos viene a la cabeza es la desconexión. Seguimos en contacto con ese medio tan sugerente como es la montaña y el entorno natural. Como hemos citado, se cambian las zapatillas por los esquís de montaña y este cambio de disciplina deportiva también ayuda a dar un respiro a nuestra mente y obviar el temido estrés. Luego, al volver a correr, se hace con la motivación renovada, además de los muchos beneficios físicos que ha proporcionado.


Y es que el esquí de montaña supone una buena estimulación del metabolismo aeróbico, tal y como se apunta en los estudios científicos. Además, lógicamente, existe un impacto articular bastante menor. El esquí de montaña, al deslizarnos por la nieve, tiene un menor impacto sobre el organismo que la carrera por montaña. El impacto es menos lesivo y permite trabajar más horas sin temor a lesiones o sobrecargas musculares.


Esta modalidad mejora la coordinación porque es un deporte técnico en el que hay que memorizar una serie de conceptos, que ayudan a disponer de una mejor coordinación, así como de una mejor gestión del medio en terrenos demasiado técnicos. Existe, además, un trabajo de potencia y de fuerza muscular. Estamos ante un deporte muy exigente a nivel muscular, sobre todo por los desniveles que se salvan. Por eso, se gana en fuerza y potencia en el tren inferior, también con las ventajas apuntadas para nuestro corazón.


Es evidente que el entrenamiento en altitud en la montaña representa beneficios de mejora del rendimiento para cada organismo, con una mayor fuerza de resistencia y tolerancia a la fatiga y con un aumento de la resistencia para practicar después cualquier otro tipo de deporte.
Se dice que con una salida por la nieve se pueden llegar a alcanzar los 1.000 metros positivos, y unos 2.000 y 3.000 a la semana. Todo ello, sin tener que reparar en ese cansancio muscular como el que existe en el caso de la carrera. El esquí de montaña es usado por muchos como una práctica deportiva para sumar el volumen de entrenamiento de cara a la temporada de primavera y verano.

E insistimos, se está en pleno contacto con la naturaleza porque los circuitos donde se practica el esquí de fondo son bellos caminos nevados, valles, hermosos pinares… Una desconexión necesaria mientras se práctica un deporte entretenido y fantástico que nos mantiene en forma.

Noticias relacionadas