Sensación de libertad

Es tiempo de vacaciones. Sobre todo para los más pequeños. Y una de las actividades más veraniegas que combina diversión y deporte es la práctica de la vela ligera o también en crucero. Vivimos al lado del mar e iniciarse en la navegación es algo fácil y sugerente, además de una manera para que los niños y niñas disfruten con una actividad más que recomendable en jornadas muy especiales llenas de episodios gratificantes. Las distintas escuelas de vela homologadas del País Vasco, como se puede comprobar temporada tras temporada, introducen en las técnicas de navegación a vela a centenares de niños entre los ocho y los dieciséis años, los cuales siempre son atendidos por monitores especializados. De forma periódica se lleva también a cabo un calendario de Cursos de Formación de Monitores y Técnicos Deportivos.

Estamos en una comunidad en la que se traslada una interesante oferta para que los más pequeños hagan sus primeros pinitos en la navegación en el mar Cantábrico, y se formen en una de las especialidades más acordes a esta época estival. Quitándose cada vez más la equivocada etiqueta de elitista, el deporte de la vela está al alcance de cualquiera. Las embarcaciones acostumbran a ser por grupos en la primera toma de contacto, y se embarcan grupos de entre 6 a 7 niños y niñas para luego dar el salto a barcos individuales o dobles. En las primeras clases se pueden aprender las diferentes partes del barco, el manejo de las velas, los distintos vientos, los nudos y los aparejos. Y se dan clases sobre los rumbos y maniobras como virar, navegar de ceñida y de través, empopadas, a favor del viento, y trasluchadas, giros a favor del viento. Y también se aprende, como siempre insistimos desde esta sección de la Unión de Federaciones Deportivas Vascas-Euskal Kirol Federazioen Batasuna, algo básico como es el compañerismo, el respeto y el trabajo en equipo. Es una modalidad con muchos beneficios como el maravilloso contacto con el mar y esa sensación de libertad que se siente mientras uno navega. Además, en el mar, es cada practicante quien toma las decisiones. La vela también es uno de los deportes en los que chicos y chicas compiten en igualdad de condiciones en las clases Optimist, Laser, Laser Radial, Laser 4.7, Snipe, L’Equipe o 420, clases en las que además tienen competiciones y Ligas que organiza la Federación Vasca de Vela. La vela no es solo para niños y niñas. Es un deporte abierto en cuanto a edad y género en las distintas clases de crucero, según los tipos de barcos. Sus participantes siempre hablan del idilio con la naturaleza y esos aires de aventura tan singulares. Durante este verano de 2017, las aguas del Cantábrico son escenario de algunas de las regatas más importantes del calendario. Se han disputado ya el Trofeo Eskarra, que cuenta con 53 años de antigüedad, y el Campeonato de Bizkaia de Cruceros. Ahora en julio llegan la Regata femenina Lamiak, el Trofeo Toto Munilla, la regata Getxo-Lekeitio, el Trofeo Virgen Blanca, la Olarru Cup y también la Regata Costa Vasca-Ballena de Oro. En su XXVI edición vuelve a convertirse en una de las competiciones más destacadas para veleros de la clase crucero de todas cuantas se organizan en el País Vasco. Y es que desde el arranque de los años 90 del siglo pasado es una referencia en la vela vasca por enlazar los diferentes puertos. Además, veleros que han surcado los mares de todo el mundo durante muchos años atrás retornan también con la Copa Gitana para los barcos clásicos, de época y espíritu de tradición, del 24 al 26 de agosto, y organizada por el Real Club Marítimo del Abra-Real Sporting Club, uno de los clubes con más arraigo en la vela del país. En agosto también se celebra la regata Ama Guadalupekoa. Desde estas líneas, para quien se decida, recomendamos navegar y vivir cada uno, mayores y niños, su propia aventura náutica. Y es que aprender a navegar está al alcance de todos y lleva consigo un fuerte sentimiento de satisfacción, ya sea en un barco pequeño o en uno grande para sentir formidables momentos de diversión y placer.